GONZALO ARANGO
n Cuando leí de su propia pluma que Gonzaloarango había sido virgen hasta los diecisiete años, literariamente hablando, de inmediato me identifiqué con él. Más o menos con esa misma edad, dejé de sentirme intimidado por aquellos que habían sido devoradores de libros en la infancia, y de repente tuve la revelación de que también la propia vida podía ser tema de la literatura. Ese tipo de mensajes son típicos de Gonzalo. Son parte de su inteligencia literaria, que se las ingenia para convencer al lector de que nunca lo va a traicionar. Pero ahí no termina su camaradería. Mientras uno pasa las páginas de sus cuentos, su presencia permanece cerca. Tan palpable es, que se alcanza a sentir el suave susurro de su dedo al deslizarse bajo las líneas que él mismo escribió. Y, cuando el lector se detiene extrañado y levanta la cabeza para mirarlo, él le guiña un ojo. n n n n La escritura de Gonzaloarango sigue los caminos de la música del jazz. Figuras espontáneas hechas con palabras van cayendo una tras otra en medio de una estructura de simple apariencia. Sus frases son golpes de efecto que van directo a los sentidos, dando un salto ficticio sobre el caudaloso río de la razón. Cinco décadas después de ser escritas, es inútil intentar desentrañar el sentido literal de muchas de sus líneas. n