JACQUES DERRIDA
En todas las escenas de perdón que proliferaron en Chile después de que Pinochet entregara el poder a los civiles, ¿no se condensó, de forma tanto instrumental como fundadora, aquello que hoy se nos revela como país? A casi cincuenta años del golpe de Estado y a casi treinta de la recuperación de la democracia, ¿podemos hablar de un perdón que prologó y auguró el tipo de sociedad que se construiría en Chile? Son estas las preguntas que podríamos comenzar a responder después de la lectura de este libro tan inquietante como urgente.