Michael Taussig
Caminar el Museo del Oro es tomar una vaga conciencia de cómo, por milenios, el misterio del oro ha sostenido las bases del dinero en todo el mundo a través de mitos y relatos. Este oro, junto con la plata de México y Perú, fue lo que preparó el despegue capitalista en Europa, su acumulación originaria. Pero es la cocaína o, mejor, su prohibición impuesta por los Estados Unidos, la que da forma al país en la actualidad. No hablar de la cocaína, no exhibirla, es continuar la misma negación de la realidad que el museo practica con relación a la esclavitud. Como el oro, la cocaína esta imbuida de violencia y codicia, brillo que hiede transgresión con profundas raíces en la prehistoria.