Bohumil Hrabal
En su casa de Kersko, cerca de Praga, Hrabal se recluye para escribir y cuidar de sus gatos, entre los cuales su favorito es Autíc?ko. Los gatos marcan el ritmo cotidiano con sus juegos, su deseo de retozar, el horario de sus comidas. Y Hrabal se entrega a ellos con una ternura excepcional. Pero cuando los gatos empiezan a reproducirse en exceso, el autor ya no tiene tiempo para trabajar ni para dormir. Se ve obligado entonces a tomar medidas para preservar un equilibrio en la colonia, y es cuando sufre y se odia a sí mismo, pues sabe que a pesar de su amor por estos gatitos debe matar a una parte para poder seguir cuidando del resto. Atormentado, sólo consigue redimir su culpabilidad tras un accidente de coche del que milagrosamente escapa con vida