Poesía / LO QUE ME TRAJERON LAS PALABRAS

LO QUE ME TRAJERON LAS PALABRAS

LO QUE ME TRAJERON LAS PALABRAS

HOYOS NARANJO, ADRIANA

$ 40.000
IVA incluido
Editorial:
EDITORIAL DOMINGO ATRASADO
Año de edición:
2024
Materia
Poesía
ISBN:
978-628-95998-6-2
Páginas:
108

Disponibilidad:

  • Sede TeusaquilloNo disponible
  • Sede TabioNo disponible
  • Sede MacarenaUltimo titulo
$ 40.000
IVA incluido
Añadir a favoritos

Mi pasión por las palabras rnEn la infancia, mi madre nos leía poemas como si fueran cuentos, entonces empecé a sentir una corriente de amor por las palabras. Creía que algo se escondía en ellas, había un sentido profundo y cargado de secretos, era como si nos leyera las claves y los códigos de un libro más grande y maravilloso.rnCon seis años, de la mano de mi padre, tuvo lugar mi contacto con la música a través del estudio del violín, esto pulsó otras emociones y me llevó a afinar el oído, no solo con las tonalidades musicales, sino también, con las modulaciones de las frases.rnRepetía palabras para mí misma, me obsesionaba con oraciones inventadas: u201cel caballo alado caminaba de lado a ladou201d, u201cel caballo alado caminaba de lado a ladou201d. Las repeticiones eran un juego rítmico, pero también sensual e hipnótico que me seducía profundamente, sentí que a través de la repetición las voces se convertían en música. rnCuando cumplí once años hice mi primer viaje fuera del continente. Fue la época en la que llegué a Barcelona con la familia de mi tío paterno, allí me eduqué en un colegio catalán. Aunque mis compañeros eran bilingües, en la vida cotidiana predominaba el catalán. Yo traía un vocabulario en un español diferente, a veces raro para ellos por el uso de algunos colombianismos. Como quería demostrarles que los términos que utilizaba existían, decidí llevar siempre conmigo un pequeño diccionario, lo que me hizo que estuviera más atenta a las expresiones y a las palabras que usaba. rnEn aquellos años me inicié en la escritura publicando algunos poemas en la revista del colegio.rnCon veintitrés años trabajé como técnico ocular en la clínica oftalmológica de mi tío y entonces me obsesioné con la mirada. Años más tarde, cambié el foróptero por las cámaras y estudié dirección de cine. Todo esto me llevó a la imagen y a la necesidad de contar en imágenes. rnTodas estas obsesiones y oficios han influido en mi escritura, sin embargo la poesía va de palabras, no de otra cosa y cuando escribo no pienso en un tema, escojo las palabras y estas me indican el camino. Releo lo escrito con entusiasmo y casi siempre esa partitura de signos, letras y sentidos adquiere una coherencia secreta que me sorprende y comienza la tarea de escribir. Quito palabras, cambio, borro y descubro otras cuyo significado y sonido me emocionan. Leo en voz alta. Siento el ritmo, la música, el tono del verso. La armonía y el sonido componen el poema. rnLa poesía es pensamiento que se revela con fuerza, con belleza y con música. rnEl poema no es más que la traducción de la luz, del sonido, del vuelo de lo secreto. rnO, al menos, eso es lo que ensaya el poeta en la soledad de su cuarto. rnA través del poema, el lenguaje se resignifica, recupera lo que ha perdido con el uso cotidiano. rnCuando el objeto se deja apresar en su íntima realidad, atisbamos más allá de la apariencia. Así entiendo el poema como un estado en el que se penetra en la esencia del objeto. Se revela la fotografía del silencio o se pulsa el tacto de la piedras o el goce de la luz a través de las hojas.rnLa palabra poética nos abre a los misterios de la existencia. Es verbo que busca el fuego del espíritu. Palabra que a través de la verdad accede a la gracia y ensancha la mirada.rn u201cLa filosofía se pregunta, formula preguntas que la poesía respondeu201d decía María Zambrano. Siento que la escritura nos salva y también nos ayuda a dar. Es un don que toca la propia verdad y al hacerlo es capaz de llegar también a la verdad del otro. rnHay en este regalo una responsabilidad para conmigo misma, pero sobre todo para con la poesía.rnAdriana HoyosrnMadrid 2024rn