Ramiro Sanchiz
Antes que perderse Tengo de mi padre y mis abuelos la tendencia a la frugalidad y el gusto por los lugares cerrados. Vivo por ahora frente a un parque, en Barcelona, pero tanto en invierno como en verano cierro las ventanas cuando cae el sol. Esto es adentro, aquello es afuera, y así debe ser, como en esos minutos posteriores al Big Bang cuando la materia se separó de la energía o, si se prefiere, como ante una divinidad que separa el cielo de la tierra y ve que así es bueno. No es lo único que he heredado. Si todo uruguayo, no importa si de izquierda o derecha, pertenece en el fondo de su corazón al partido blanco o al colorado, yo terminé por hacer mía esa idea y junto a ella la filiación colorada, batllista, porque mientras en otras casas los viejos colgaban retratos de Carlos Gardel o de la selección del 50, en la mía, en el comedor, nos seguía la mirada de espesa antigüedad de José Batlle y Ordóñez junto a la elegante, trajeada y urbana de su sobrino, Luis Batlle Berres.