Manuel Cruz
-Cómo hacer cosas con recuerdos- establece una distinción entre los usos reivindicativos, la vocación puramente archivística y la manipulación política, por un lado, y las potencias que la memoria tiene para producir futuro, por el otro. En efecto, para Cruz la memoria no es el inventario exánime de hechos acaecidos, ni tampoco la interpretación de esos hechos que permite fundar una toma de partido. Es, antes bien, un instrumento que hace posible una mirada distinta sobre la realidad, para -contemplarla, aunque sólo fuera por un segundo, bajo una luz diferente.